En un intento por encontrar algo provechoso rebuscando entre las bandas de rock y metal alternativo de los noventa, opté por dar una nueva oportunidad a los otrora decepcionantes Senser (al menos eso es lo que me pareció su segundo elepé “Asylum”); y lo que, para mi sorpresa, encontré es un fantástico, frenético y original disco perfectamente equilibrado entre los rapeos y ritmos combativos, los medios tiempos atmosféricos y las voces (esta vez sí, acertadísimas) femeninas de Kerstin Haigh capaz de inducir un efectivo y rico éxtasis en el oyente. Por ello, lo recomiendo encarecidamente y me permito otorgarle el título de “imprescindible”.
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