Tras mucho meditarlo, y tras decidirme a reseñarlo, he llegado a la conclusión de que mi “problema” con Opeth es que he llegado a un punto en el que han ido perdiendo mi interés. No sé si debido a la devoción que le dediqué a sus primeros álbumes, a la dimensión que han alcanzado o, simplemente y casi con más probabilidad, a que mis gustos musicales han ido evolucionando, no consigo que me produzcan, ni de lejos, las sensaciones que originaron en mí (y que creo que se repitieron por última vez en “Ghost Reveries”) en el pasado.
Una vez dicho esto, es absurdo no reconocer su capacidad de evolucionar, su nivel compositivo y también lo que ha mejorado el registro limpio de Akerfeldt. “Heritage” es ya un disco de rock progresivo con importante aportación de retro-psicodelia reinterpretada (pero sin duda Pink Floyd están presentes) y muy buenas y bonitas canciones. Opeth siguen creciendo y mutando, como buenos artistas que son y, si eres de los que siguen vibrando con ellos o de los que los acabas de descubrir y adoras el rock progresivo, no tengo más que recomendarte encarecidamente el disco.
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