Escuchar este disco es algo así como sumergirse en la banda sonora de una pesadilla ambientada en las entrañas del mismísimo infierno. De género complicado de definir -me siento tentado a inventarme algo como “Drone Torture ambient”, lo que se puede afirmar sin lugar a dudas es que difícilmente te va a dejar indiferente, poniéndote los pelos de punta en el mejor de los casos. Ideal para conseguir hacer callar a niños pesados o excesivamente ruidosos o para echar a unos invitados indeseables, lo mejor es que no la pongas a oscuras si eres demasiado sensible, y menos aún si te encuentras en estado de duermevela. De hacerlo, allá tú con lo que sueñes.
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