Lo prometo: después de este disco voy a cerrar definitivamente la bocaza y contar hasta diez antes de soltar que todas las bandas de post-metal suenan ya igual y que ya nadie hace nada original y que merezca la pena. Y eso que el comienzo del álbum da a pensar eso -a pesar de engancharte muy fácilmente en las melodías-, pero, a medida que “Mistress of ghosts” evoluciona, y van apareciendo las bases electrónicas, las partes experimentales, las voces y los ambientes evocando al triphop y unas melodías ineludiblemente arrebatadoras, uno acaba tirando cualquier idea preconcebida a la basura y recuperando la fé en el género. Gracias, Atlantis.
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