El debut en larga duración de este quinteto de Oklahoma es un perfecto manual de psicodelia: bases jazzísticas, melodías retro, efectos sonoros por todos lados y una concepción de los temas casi totalmente lounge que absorbe desde el primer momento y desemboca sorprendente pero afortunadamente en el estupendo “Gaussian Castles”, que no tiene demasiado que ver con los cortes anteriores pero que es, sin duda, el temazo del disco.
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